Comunicador charrúa . Movimiento Originario, por la Tierra y los Derechos Humanos.
Fernando Puntigliano desempeña en Zamin las funciones de "country manager", una tarea que las empresas internacionales prefieren dejar en manos de una persona oriunda del lugar, no tanto por necesidades técnicas como políticas. Sobre todo en la etapa de factibilidad del proyecto, les aporta el conocimiento de los hábitos locales y se encarga de las relaciones con la administración y los políticos.
El rescate de los mineros fue posible gracias a donaciones de particulares (33%) y los recursos del estado chileno, obviamente responsable también de haber permitido que esa empresa siguiera operando en el país. En medio del rescate, el presidente Piñera destituyó al director del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), formó una comisión de expertos en Seguridad en el Trabajo y anunció la creación de una Superintendencia de Minería. El estado debió hacerse cargo asimismo de las deudas de SEP con los 170 trabajadores de la mina, que recibían salarios por encima de la media para mantenerlos ligados a un proyecto reconocido por la comunidad como muy peligroso, y de las indemnizaciones correspondientes por todo lo ocurrido.
En suma, la afirmación de Zamin de que gerenciará la mina en Valentines es poco consistente con la experiencia en el sector, no condice con la breve trayectoria de esta empresa ni con los antecedentes de su creador. Zamin se comporta, más bien, como unas empresas llamadas “junior” que proliferan en la minería de hoy.
En los últimos 20 años, el crecimiento acelerado de la industria metalífera, que exige suministros acordes y reservas que lo sostengan, habilitó la proliferación de pequeñas empresas, de corta duración, expertas en la prospección y exploración de minerales. Estas empresas “junior” (jóvenes) se dedican a descubrir y a vender yacimientos a las empresas mayores, asumiendo riesgos que las más establecidas evitan.
Las “junior” operan en una zona de capital de riesgo. Si tienen suerte y consiguen un buen proyecto pueden ganar, pero en caso contrario pierden lo que puede ser grave para aquellas que no disponen de mucho capital. Entre estas empresas, algunas se dedican solamente a la exploración y buscan luego acuerdos con las empresas que explotarán los yacimientos. Otras buscan las ganancias rápidas y prestan atención primordial a la especulación en el mercado de “commodities” minerales.
Una investigación internacional sobre las perspectivas de la minería (**) preparada para la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de Johanesburgo, en 2002, constató que si bien existían empresas intermedias y “junior” comprometidas con los mejores estándares de desempeño social y ambiental, la mayoría de estas empresas ponía el acento en sus habilidades para encontrar yacimientos y consideraba que el desarrollo sustentable era un “asunto de las grandes empresas”.
Entre las “junior” hay empresas que apuntan más hacia el comercio y la especulación bursátil y también existen empresas subcapitalizadas sometidas a una fuerte presión para tener éxito. Es en estos casos que, con “una capacidad limitada para hacer frente a fallas u otros sucesos imprevistos, sus operaciones tienen un gran riesgo de generar situaciones ambientales y sociales negativas”, advierte el estudio aludido.
“La clave de la estrategia de Zamin – dice en una presentación – es su comprobada capacidad de asociarse con los gobiernos regionales y federales para desarrollar activos, soluciones logísticas y una infraestructura claramente definida”.
El propósito es “identificar grandes activos que requieran de una gran infraestructura y que por ende, otras compañías mineras hayan ignorado en el pasado debido a condiciones menos favorables para el mercado de hierro, manganeso, aleaciones de hierro y carbón que las que actualmente existen y que se espera continúen en las próximas décadas”, explica más adelante la misma presentación de Zamin.
Aquí están las “ventanas” a que aludía Chulepín, generadas por el alza vertiginosa del precio del hierro en el mercado internacional. Entre enero de 1986 y enero de 2011, la tonelada métrica seca pasó de 26,26 a 179,63 centavos de dólar, multiplicándose casi siete veces. Esto hace rentables hoy los yacimientos uruguayos, pero implica un serio riesgo, porque es simple resultado de la especulación financiera. Ya se habla de que China tiene exceso de stock y que “la burbuja del hierro” puede estallar.
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