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Comunicadores Charrúas

  • : Marquemos un Norte
  • : Comunicador charrúa . Movimiento Originario, por la Tierra y los Derechos Humanos.
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  • Ricardo Silva
  • Profeso la Horizontalidad como nuestros ancestros Charrúas. Activista social desde el corazón.
Tengamos presente que todo ser con aletas, raíces, alas, patas o pies, es un Hermano
  • Profeso la Horizontalidad como nuestros ancestros Charrúas. Activista social desde el corazón. Tengamos presente que todo ser con aletas, raíces, alas, patas o pies, es un Hermano

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Esta Lucha es de los Originarios

y de Todo Aquel que se Considere un

Defensor de los Derechos Humanos.

Este artículo contiene dos videos

de la Campaña y la Totalidad del

contenido del Convenio 169 de la OIT

sobre pueblos indígenas y tribales.

GRACIAS POR DIFUNDIR Y APOYAR.

Enlace: http://0z.fr/P64LW

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19 mayo 2010 3 19 /05 /mayo /2010 16:06

http://t0.gstatic.com/images?q=tbn:_ejIwIxc2TZhQM:http://1.bp.blogspot.com/_Om8BNTdFXRE/SuC4AHa-GaI/AAAAAAAAAvE/RGN3Taux8LE/s400/no_prostitucion_infantil.jpg

 

 

 

Víctimas de traficantes de personas, unas 300 mujeres, muchas de ellas menores de edad, son obligadas a realizar el trayecto de Mozambique a Sudáfrica a diario. No viajan por placer, viajan para "alimentar la industria de la prostitución", ha denunciado Save the Children.

Ilundi Cabral, un portavoz de la ONG, explicó que la cifra es una proyección "basada en las personas que llegan hasta nosotros para pedir socorro todos los días", con denuncias de desapariciones de mujeres y niñas.

Mozambique, según las autoridades sudafricanas, se ha convertido en vía de paso para la entrada de indocumentados de diversos países africanos y el tráfico de personas hacia Sudáfrica.


http://t0.gstatic.com/images?q=tbn:nI_ErWmLsrWCHM:http://1.bp.blogspot.com/_xpwA4ATkAgE/SV6DghMC6rI/AAAAAAAACxo/ln5wtWhIX8g/s400/trata%2Bde%2Bpersonas.jpg


Peligro de que la cifre aumente por el Mundial de Fútbol

Asimismo, señaló que Save the Children y otras organizaciones de protección de la mujer en Mozambique temen que el tráfico de personas destinadas "a la prostitución o al trabajo como esclavos se dispare con motivo de la celebración del Campeonato del Mundo de Fútbol" en Sudáfrica.

Además, desde Sudáfrica, organizaciones de defensa de los derechos humanos y de la dignidad de las mujeres han advertido del posible aumento de la trata de personas para la prostitución durante el evento deportivo, que se celebrará en el país del 11 de junio al 11 de julio.

Por este motivo, según Cabral, la organización ha pedido a las autoridades mozambiqueñas que extremen la protección de mujeres y niños, en especial en las zonas urbanas y suburbanas del país, donde más desapariciones se registran.

Mozambique, Zambia, Tanzania y Suazilandia son los únicos países de la Comunidad Para el Desarrollo de África Meridional (SADC) cuyas legislaciones castigan la trata de personas. Sudáfrica no contempla ninguna ley al respecto.

 

 

 

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19 mayo 2010 3 19 /05 /mayo /2010 00:14

http://www.aporrea.org/imagenes/gente/t_berluscon_167_p.jpg

 

16/05/10

Las investigaciones de la justicia italiana sobre un escándalo de corrupción protagonizado por una "camarilla" de políticos, altos funcionarios e incluso personalidades del Vaticano, se extendió a Luxemburgo, según medios de prensa.
La "banda" supuestamente recibió centenares de millones de euros para conceder licitaciones de grandes obras públicas a empresas "amigas". 
Según los magistrados, escribieron hoy algunos diarios italianos, el coordinador del oficialista Pueblo de la Libertad (Pdl, partido fundado por el premier Silvio Berlusconi), Denis Verdini, ocultó fondos negros, joyas y obras de arte en cuentas corrientes y bancos de Luxemburgo. 
Por esa causa, los magistrados de las ciudades italianas de Perugia y Firenze pidieron, mediante una rogatoria urgente, la intervención de la Oficina Internacional Antifraude para ubicar, bloquear y confiscar eventuales fondos negros. 
Los documentos enviados a Luxemburgo y publicados por los periódicos, subrayan que las investigaciones pueden estar "vinculadas con la criminalidad organizada" transnacional. 
Unos 15 nombres, además del de Verdini, figuran en la lista en que las fiscalías de Perugia y Firenze solicitaron controles bancarios y la confiscación de los bienes eventualmente hallados. 
Aparecen entre otros los nombres del ex fiscal de Roma, Achille Toro, del alto funcionario de obras públicas Angelo Balducci y el empresario Diego Anemone. 
También hay un pedido específico sobre el sacerdote Evaldo Biasini, conocido como "don Bancomat" (don Cajero automático). 
El ministro para la Actuación del Programa del Gobierno, Gianfranco Rotondi, declaró hoy, por su parte, que el actual gobierno no tiene "nada que ver" con ese grupo de corruptos y que Berlusconi ya manifestó su "intransigencia" respecto a la ilegalidad.

 

 

 

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18 mayo 2010 2 18 /05 /mayo /2010 22:00

http://radiouniversidad.files.wordpress.com/2009/05/benedetti_1.jpg

 

No me gaste las palabras
no cambie el significado
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro

si usted habla de progreso
nada más que por hablar
mire que todos sabemos
que adelante no es atrás

si está contra la violencia
pero nos apunta bien
si la violencia va y vuelve
no se me queje después

si usted pide garantías
sólo para su corral
mire que el pueblo conoce
lo que hay que garantizar

no me gaste las palabras
no cambie el significado
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro

si habla de paz pero tiene
costumbre de torturar
mire que hay para ese vicio
una cura radical

si escribe reforma agraria
pero sólo en el papel
mire que si el pueblo avanza
la tierra viene con él

si está entregando el país
y habla de soberanía
quién va a dudar que usted es
soberana porquería

no me gaste las palabras
no cambie el significado
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro

no me ensucie las palabras
no les quite su sabor
y límpiese bien la boca
si dice revolución.


Mario Benedetti


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16 mayo 2010 7 16 /05 /mayo /2010 23:04

http://2.bp.blogspot.com/_Hjxf745aGWw/R1HmzMN2JVI/AAAAAAAAAds/i9Q4xtN_cu0/s1600-R/bscap0000ev4.jpg

 

Un mundo desigual.

Marquemos un Norte:
Movimiento Anti Globalización,  
 a Favor de la vida, del Planeta y los Derechos Humanos
contemplacion_meditacion.jpg0

Una excelente explicación del porqué estamos como estamos, los gobernantes se inclinan ante las grandes corporaciones absorbidos por la globalización. Olvidándose que su función que es proteger a los pueblos, y los gobiernos deberían ser de la gente, por la gente y para la gente. Y tendrían que sincerarse y decirles a los pueblos que funcionan como simples comisarios, que no ejercen el poder, que hacen un mal o buen gobierno, limitados, que el poder real lo manejan las grandes corporaciones, c

onjuntamente con los gobiernos de, EEUU, Inglaterra, Francia, Rusia y China. Y algún otro que se suma, lamiendo los pies del poder. Son los responsables de la criminal globalización y del nuevo gobierno mundial (dictatorial) que quieren imponer

1- los presidentes le presentan la política económica a llevar adelante al FMI.  

2- EL FMI controla las políticas económicas con visitas periódicas y da el visto bueno o no de lo que se esta haciendo.

3- el FMI esta integrado por cinco países, le da las ordenes a los “gobiernos” de los países restantes.

4- el banco mundial esta dirigido por ocho países.

5- La organización mundial de comercio, en sus estatutos establece que las decisiones se toman por voto democrático. Les cuento que nunca se voto.

6- podemos hablar de un mundo democrático, cuando tres organizaciones no democráticas toman las decisiones, para toda la humanidad.

7- las Naciones Unidad, aprueban o desaprueban las guerras a su parecer. La asamblea General de las Naciones unidas donde participan todos los países, es simplemente un simbolismo donde formula recomendaciones, pero no toma decisiones, los que las toman, son los del consejo de seguridad, integrado por cinco países, que tienen derecho de veto, que es el que realmente decide. Son los que velan por la paz mundial y al mismo tiempo son los mayores fabricantes y vendedores de armas del mundo.

8- Los cinco países son EEUU, Inglaterra, Francia, Rusia y China. Y estos señores toman examen de democracia a todos los países del mundo

9- Las grandes corporaciones y estos 5 paises están detrás de todos los males. Violaciones de los derechos humanos, dictaduras, cambio climático, desigualdad cruel. Todo pero todo, todo, todo. Todas las organizaciones deben unirse para enfrentar  a este monstro y no caer en trampas que nos pones para separarnos. Nos plantean conflictos locales en todo el mundo. Unifiquemos la lucha, presionemos pero no solo regionalmente, tiene que ser mundialmente, podemos frenarlos, hagámoslo. Marquemos un Norte invita a todos los movimientos y organizaciones a comunicarnos todas las luchas, en defensa de la humanidad y a coordinar movilizaciones, concretas y mundiales.

Caio. (Ricardo Silva)

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16 mayo 2010 7 16 /05 /mayo /2010 22:25

 

http://t3.gstatic.com/images?q=tbn:8QCDCqO9th9mqM:http://img223.imageshack.us/img223/4534/vocescontralaglobalizacuf5.jpg

 

La explosión del consumo en el mundo actual mete más ruido que todas las guerras y arma más alboroto que todos los carnavales. Como dice un viejo proverbio turco, quien bebe a cuenta, se emborracha el doble.
La parranda aturde y nubla la mirada; esta gran borrachera universal parece no tener límites en el tiempo ni en el espacio. Pero la cultura de consumo suena mucho, como el tambor, porque está vacía; y a la hora de la verdad, cuando el estrépito cesa y se acaba la fiesta, el borracho despierta, solo, acompañado por su sombra y por los platos rotos que debe pagar.

La expansión de la demanda choca con las fronteras que le impone el mismo sistema que la genera. El sistema necesita mercados cada vez más abiertos y más amplios, como los pulmones necesitan el aire, y a la vez necesita que anden por los suelos, como andan, los precios de las materias primas y de la fuerza humana de trabajo. El sistema habla en nombre de todos, a todos dirige sus imperiosas órdenes de consumo, entre todos difunde la fiebre compradora; pero ni modo: para casi todos esta aventura comienza y termina en la pantalla del televisor. La mayoría, que se endeuda para tener cosas, termina teniendo nada más que deudas para pagar deudas que generan nuevas deudas, y acaba consumiendo fantasías que a veces materializa delinquiendo.

El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En las fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar. Este modo de vida no es muy bueno para la gente, pero es muy bueno para la industria farmacéutica.

EEUU consume la mitad de los sedantes, ansiolíticos y demás drogas químicas que se venden legalmente en el mundo, y más de la mitad de las drogas prohibidas que se venden ilegalmente, lo que no es moco de pavo si se tiene en cuenta que EEUU apenas suma el cinco por ciento de la población mundial.

«Gente infeliz, la que vive comparándose», lamenta una mujer en el barrio del Buceo, en Montevideo. El dolor de ya no ser, que otrora cantara el tango, ha dejado paso a la vergüenza de no tener. Un hombre pobre es un pobre hombre. «Cuando no tenés nada, pensás que no valés nada», dice un muchacho en el barrio Villa Fiorito, de Buenos Aires. Y otro comprueba, en la ciudad dominicana de San Francisco de Macorís: «Mis hermanos trabajan para las marcas. Viven comprando etiquetas, y viven sudando la gota gorda para pagar las cuotas».

Invisible violencia del mercado: la diversidad es enemiga de la rentabilidad, y la uniformidad manda. La producción en serie, en escala gigantesca, impone en todas partes sus obligatorias pautas de consumo. Esta dictadura de la uniformización obligatoria es más devastadora que cualquier dictadura del partido único: impone, en el mundo entero, un modo de vida que reproduce a los seres humanos como fotocopias del consumidor ejemplar.

El consumidor ejemplar es el hombre quieto. Esta civilización, que confunde la cantidad con la calidad, confunde la gordura con la buena alimentación. Según la revista científica The Lancet, en la última década la «obesidad severa» ha crecido casi un 30 % entre la población joven de los países más desarrollados. Entre los niños norteamericanos, la obesidad aumentó en un 40% en los últimos dieciséis años, según la investigación reciente del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado.

El país que inventó las comidas y bebidas light, los diet food y los alimentos fat free, tiene la mayor cantidad de gordos del mundo. El consumidor ejemplar sólo se baja del automóvil para trabajar y para mirar televisión. Sentado ante la pantalla chica, pasa cuatro horas diarias devorando comida de plástico.

Triunfa la basura disfrazada de comida: esta industria está conquistando los paladares del mundo y está haciendo trizas las tradiciones de la cocina local. Las costumbres del buen comer, que vienen de lejos, tienen, en algunos países, miles de años de refinamiento y diversidad, y son un patrimonio colectivo que de alguna manera está en los fogones de todos y no sólo en la mesa de los ricos. Esas tradiciones, esas señas de identidad cultural, esas fiestas de la vida, están siendo apabulladas, de manera fulminante, por la imposición del saber químico y único: la globalización de la hamburguesa, la dictadura de la fast food. La plastificación de la comida en escala mundial, obra de McDonald's, Burger King y otras fábricas, viola exitosamente el derecho a la autodeterminación de la cocina: sagrado derecho, porque en la boca tiene el alma una de sus puertas.

El campeonato mundial de fútbol del 98 nos confirmó, entre otras cosas, que la tarjeta MasterCard tonifica los músculos, que la Coca-Cola brinda eterna juventud y que el menú de McDonald's no puede faltar en la barriga de un buen atleta. El inmenso ejército de McDonald's dispara hamburguesas a las bocas de los niños y de los adultos en el planeta entero. El doble arco de esa M sirvió de estandarte, durante la reciente conquista de los países del Este de Europa. Las colas ante el McDonald's de Moscú, inaugurado en 1990 con bombos y platillos, simbolizaron la victoria de Occidente con tanta elocuencia como el desmoronamiento del Muro de Berlín.

Un signo de los tiempos: esta empresa, que encarna las virtudes del mundo libre, niega a sus empleados la libertad de afiliarse a ningún sindicato. McDonald's viola, así, un derecho legalmente consagrado en los muchos países donde opera. En 1997, algunos trabajadores, miembros de eso que la empresa llama la Macfamilia, intentaron sindicalizarse en un restorán de Montreal en Canadá: el restorán cerró. Pero en el 98, otros empleados de McDonald's, en una pequeña ciudad cercana a Vancouver, lograron esa conquista, digna de la Guía Guinness.

Las masas consumidoras reciben órdenes en un idioma universal: la publicidad ha logrado lo que el esperanto quiso y no pudo. Cualquiera entiende, en cualquier lugar, los mensajes que el televisor transmite. En el último cuarto de siglo, los gastos de publicidad se han duplicado en el mundo. Gracias a ellos, los niños pobres toman cada vez más Coca-Cola y cada vez menos leche, y el tiempo de ocio se va haciendo tiempo de consumo obligatorio. Tiempo libre, tiempo prisionero: las casas muy pobres no tienen cama, pero tienen televisor, y el televisor tiene la palabra.
Comprado a plazos, ese animalito prueba la vocación democrática del progreso: a nadie escucha, pero habla para todos. Pobres y ricos conocen, así, las virtudes de los automóviles último modelo, y pobres y ricos se enteran de las ventajosas tasas de interés que tal o cual banco ofrece.

Los expertos saben convertir a las mercancías en mágicos conjuntos contra la soledad. Las cosas tienen atributos humanos: acarician, acompañan, comprenden, ayudan, el perfume te besa y el auto es el amigo que nunca falla. La cultura del consumo ha hecho de la soledad el más lucrativo de los mercados. Los agujeros del pecho se llenan atiborrándolos de cosas, o soñando con hacerlo. Y las cosas no solamente pueden abrazar: ellas también pueden ser símbolos de ascenso social, salvoconductos para atravesar las aduanas de la sociedad de clases, llaves que abren las puertas prohibidas. 
Cuanto más exclusivas, mejor: las cosas te eligen y te salvan del anonimato multitudinario. La publicidad no informa sobre el producto que vende, o rara vez lo hace. Eso es lo de menos. Su función primordial consiste en compensar frustraciones y alimentar fantasías: ¿En quién quiere usted convertirse comprando esta loción de afeitar?

El criminólogo Anthony Platt ha observado que los delitos de la calle no son solamente fruto de la pobreza extrema. También son fruto de la ética individualista. La obsesión social del éxito, dice Platt, incide decisivamente sobre la apropiación ilegal de las cosas. Yo siempre he escuchado decir que el dinero no produce la felicidad; pero cualquier televidente pobre tiene motivos de sobra para creer que el dinero produce algo tan parecido, que la diferencia es asunto de especialistas.

Según el historiador Eric Hobsbawm, el siglo XX puso fin a siete mil años de vida humana centrada en la agricultura desde que aparecieron los primeros cultivos, a fines del paleolítico. La población mundial se urbaniza, los campesinos se hacen ciudadanos. En América Latina tenemos campos sin nadie y enormes hormigueros urbanos: las mayores ciudades del mundo, y las más injustas. Expulsados por la agricultura moderna de exportación, y por la erosión de sus tierras, los campesinos invaden los suburbios. Ellos creen que Dios está en todas partes, pero por experienciasaben que atiende en las grandes urbes. Las ciudades prometen trabajo, prosperidad, un porvenir para los hijos. En los campos, los esperadores miran pasar la vida, y mueren bostezando; en las ciudades, la vida ocurre, y llama. Hacinados en tugurios, lo primero que descubren los recién llegados es que el trabajo falta y los brazos sobran, que nada es gratis y que los más caros artículos de lujo son el aire y el silencio.

Mientras nacía el siglo XIV, fray Giordano da Rivalto pronunció en Florencia un elogio de las ciudades. Dijo que las ciudades crecían «porque la gente tiene el gusto de juntarse». Juntarse, encontrarse. Ahora, ¿quién se encuentra con quién? ¿Se encuentra la esperanza con la realidad? El deseo, ¿se encuentra con el mundo? Y la gente, ¿se encuentra con la gente?

Si las relaciones humanas han sido reducidas a relaciones entre cosas, ¿cuánta gente se encuentra con las cosas?

El mundo entero tiende a convertirse en una gran pantalla de televisión, donde las cosas se miran pero no se tocan. Las mercancías en oferta invaden y privatizan los espacios públicos. Las estaciones de autobuses y de trenes, que hasta hace poco eran espacios de encuentro entre personas, se están convirtiendo ahora en espacios de exhibición comercial.

El shopping center, o shopping mall, vidriera de todas las vidrieras, impone su presencia avasallante. Las multitudes acuden, en peregrinación, a este templo mayor de las misas del consumo. La mayoría de los devotos contempla, en éxtasis, las cosas que sus bolsillos no pueden pagar, mientras la minoría compradora se somete al bombardeo de la oferta incesante y extenuante. El gentío, que sube y baja por las escaleras mecánicas, viaja por el mundo: los maniquíes visten como en Milán o París y las máquinas suenan como en Chicago, y para ver y oír no es preciso pagar pasaje. Los turistas venidos de los pueblos del interior, o de las ciudades que aún no han merecido estas bendiciones de la felicidad moderna, posan para la foto, al pie de las marcas internacionales más famosas, como antes posaban al pie de la estatua del prócer en la plaza.

Beatriz Solano ha observado que los habitantes de los barrios suburbanos acuden al center, al shopping center, como antes acudían al centro. El tradicional paseo del fin de semana al centro de la ciudad, tiende a ser sustituido por la excursión a estos centros urbanos. Lavados y planchados y peinados, vestidos con sus mejores galas, los visitantes vienen a una fiesta donde no son convidados, pero pueden ser mirones. Familias enteras emprenden el viaje en la cápsula espacial que recorre el universo del consumo, donde la estética del mercado ha diseñado un paisaje alucinante de modelos, marcas y etiquetas.

La cultura del consumo, cultura de lo efímero, condena todo al desuso mediático. Todo cambia al ritmo vertiginoso de la moda, puesta al servicio de la necesidad de vender. Las cosas envejecen en un parpadeo, para ser reemplazadas por otras cosas de vida fugaz. Hoy que lo único que permanece es la inseguridad, las mercancías, fabricadas para no durar, resultan tan volátiles como el capital que las financia y el trabajo que las genera. El dinero vuela a la velocidad de la luz: ayer estaba allá, hoy está aquí, mañana quién sabe, y todo trabajador es un desempleado en potencia.

Paradójicamente, los shoppings centers, reinos de la fugacidad, ofrecen la más exitosa ilusión de seguridad. Ellos resisten fuera del tiempo, sin edad y sin raíz, sin noche y sin día y sin memoria, y existen fuera del espacio, más allá de las turbulencias de la peligrosa realidad del mundo.

Los dueños del mundo usan al mundo como si fuera descartable: una mercancía de vida efímera, que se agota como se agotan, a poco de nacer, las imágenes que dispara la ametralladora de la televisión y las modas y los ídolos que la publicidad lanza, sin tregua, al mercado. Pero, ¿a qué otro mundo vamos a mudarnos? ¿Estamos todos obligados a creernos el cuento de que Dios ha vendido el planeta a unas cuantas empresas, porque estando de mal humor decidió privatizar el universo? La sociedad de consumo es una trampa cazabobos. Los que tienen la manija simulan ignorarlo, pero cualquiera que tenga ojos en la cara puede ver que la gran mayoría de la gente consume poco, poquito y nada necesariamente, para garantizar la existencia de la poca naturaleza que nos queda. La injusticia social no es un error a corregir, ni un defecto a superar: es una necesidad esencial.

No hay naturaleza capaz 

de alimentar a un shopping center del tamaño del planeta.

 

 

 

 

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16 mayo 2010 7 16 /05 /mayo /2010 21:59

 

http://t3.gstatic.com/images?q=tbn:bDZ76ts_sNd9NM:http://www.espacioblog.com/myfiles/espejismo/Consumismo.jpg

 

MENTIRAS DEL NUEVO ORDEN. Marketing, consumo, CONTROL MENTAL

 


 

 

El imperio del consumo. por Eduardo Galeano (Uruguay)

VIERNES, 14 DE MAYO DE 2010

 

http://t3.gstatic.com/images?q=tbn:MIVzfdk18ndpuM:http://files.blog-city.com/files/J05/85988/p/f/galean2007.jpg


 

La explosión del consumo en el mundo actual mete más ruido que todas las guerras y arma más alboroto que todos los carnavales. Como dice un viejo proverbio turco, quien bebe a cuenta, se emborracha el doble.
La parranda aturde y nubla la mirada; esta gran borrachera universal parece no tener límites en el tiempo ni en el espacio. Pero la cultura de consumo suena mucho, como el tambor, porque está vacía; y a la hora de la verdad, cuando el estrépito cesa y se acaba la fiesta, el borracho despierta, solo, acompañado por su sombra y por los platos rotos que debe pagar.

La expansión de la demanda choca con las fronteras que le impone el mismo sistema que la genera. El sistema necesita mercados cada vez más abiertos y más amplios, como los pulmones necesitan el aire, y a la vez necesita que anden por los suelos, como andan, los precios de las materias primas y de la fuerza humana de trabajo. El sistema habla en nombre de todos, a todos dirige sus imperiosas órdenes de consumo, entre todos difunde la fiebre compradora; pero ni modo: para casi todos esta aventura comienza y termina en la pantalla del televisor. La mayoría, que se endeuda para tener cosas, termina teniendo nada más que deudas para pagar deudas que generan nuevas deudas, y acaba consumiendo fantasías que a veces materializa delinquiendo.

El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En las fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar. Este modo de vida no es muy bueno para la gente, pero es muy bueno para la industria farmacéutica.

EEUU consume la mitad de los sedantes, ansiolíticos y demás drogas químicas que se venden legalmente en el mundo, y más de la mitad de las drogas prohibidas que se venden ilegalmente, lo que no es moco de pavo si se tiene en cuenta que EEUU apenas suma el cinco por ciento de la población mundial.

«Gente infeliz, la que vive comparándose», lamenta una mujer en el barrio del Buceo, en Montevideo. El dolor de ya no ser, que otrora cantara el tango, ha dejado paso a la vergüenza de no tener. Un hombre pobre es un pobre hombre. «Cuando no tenés nada, pensás que no valés nada», dice un muchacho en el barrio Villa Fiorito, de Buenos Aires. Y otro comprueba, en la ciudad dominicana de San Francisco de Macorís: «Mis hermanos trabajan para las marcas. Viven comprando etiquetas, y viven sudando la gota gorda para pagar las cuotas».

Invisible violencia del mercado: la diversidad es enemiga de la rentabilidad, y la uniformidad manda. La producción en serie, en escala gigantesca, impone en todas partes sus obligatorias pautas de consumo. Esta dictadura de la uniformización obligatoria es más devastadora que cualquier dictadura del partido único: impone, en el mundo entero, un modo de vida que reproduce a los seres humanos como fotocopias del consumidor ejemplar.

El consumidor ejemplar es el hombre quieto. Esta civilización, que confunde la cantidad con la calidad, confunde la gordura con la buena alimentación. Según la revista científica The Lancet, en la última década la «obesidad severa» ha crecido casi un 30 % entre la población joven de los países más desarrollados. Entre los niños norteamericanos, la obesidad aumentó en un 40% en los últimos dieciséis años, según la investigación reciente del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado.

El país que inventó las comidas y bebidas light, los diet food y los alimentos fat free, tiene la mayor cantidad de gordos del mundo. El consumidor ejemplar sólo se baja del automóvil para trabajar y para mirar televisión. Sentado ante la pantalla chica, pasa cuatro horas diarias devorando comida de plástico.

Triunfa la basura disfrazada de comida: esta industria está conquistando los paladares del mundo y está haciendo trizas las tradiciones de la cocina local. Las costumbres del buen comer, que vienen de lejos, tienen, en algunos países, miles de años de refinamiento y diversidad, y son un patrimonio colectivo que de alguna manera está en los fogones de todos y no sólo en la mesa de los ricos. Esas tradiciones, esas señas de identidad cultural, esas fiestas de la vida, están siendo apabulladas, de manera fulminante, por la imposición del saber químico y único: la globalización de la hamburguesa, la dictadura de la fast food. La plastificación de la comida en escala mundial, obra de McDonald's, Burger King y otras fábricas, viola exitosamente el derecho a la autodeterminación de la cocina: sagrado derecho, porque en la boca tiene el alma una de sus puertas.

El campeonato mundial de fútbol del 98 nos confirmó, entre otras cosas, que la tarjeta MasterCard tonifica los músculos, que la Coca-Cola brinda eterna juventud y que el menú de McDonald's no puede faltar en la barriga de un buen atleta. El inmenso ejército de McDonald's dispara hamburguesas a las bocas de los niños y de los adultos en el planeta entero. El doble arco de esa M sirvió de estandarte, durante la reciente conquista de los países del Este de Europa. Las colas ante el McDonald's de Moscú, inaugurado en 1990 con bombos y platillos, simbolizaron la victoria de Occidente con tanta elocuencia como el desmoronamiento del Muro de Berlín.

Un signo de los tiempos: esta empresa, que encarna las virtudes del mundo libre, niega a sus empleados la libertad de afiliarse a ningún sindicato. McDonald's viola, así, un derecho legalmente consagrado en los muchos países donde opera. En 1997, algunos trabajadores, miembros de eso que la empresa llama la Macfamilia, intentaron sindicalizarse en un restorán de Montreal en Canadá: el restorán cerró. Pero en el 98, otros empleados de McDonald's, en una pequeña ciudad cercana a Vancouver, lograron esa conquista, digna de la Guía Guinness.

Las masas consumidoras reciben órdenes en un idioma universal: la publicidad ha logrado lo que el esperanto quiso y no pudo. Cualquiera entiende, en cualquier lugar, los mensajes que el televisor transmite. En el último cuarto de siglo, los gastos de publicidad se han duplicado en el mundo. Gracias a ellos, los niños pobres toman cada vez más Coca-Cola y cada vez menos leche, y el tiempo de ocio se va haciendo tiempo de consumo obligatorio. Tiempo libre, tiempo prisionero: las casas muy pobres no tienen cama, pero tienen televisor, y el televisor tiene la palabra.
Comprado a plazos, ese animalito prueba la vocación democrática del progreso: a nadie escucha, pero habla para todos. Pobres y ricos conocen, así, las virtudes de los automóviles último modelo, y pobres y ricos se enteran de las ventajosas tasas de interés que tal o cual banco ofrece.

Los expertos saben convertir a las mercancías en mágicos conjuntos contra la soledad. Las cosas tienen atributos humanos: acarician, acompañan, comprenden, ayudan, el perfume te besa y el auto es el amigo que nunca falla. La cultura del consumo ha hecho de la soledad el más lucrativo de los mercados. Los agujeros del pecho se llenan atiborrándolos de cosas, o soñando con hacerlo. Y las cosas no solamente pueden abrazar: ellas también pueden ser símbolos de ascenso social, salvoconductos para atravesar las aduanas de la sociedad de clases, llaves que abren las puertas prohibidas. 
Cuanto más exclusivas, mejor: las cosas te eligen y te salvan del anonimato multitudinario. La publicidad no informa sobre el producto que vende, o rara vez lo hace. Eso es lo de menos. Su función primordial consiste en compensar frustraciones y alimentar fantasías: ¿En quién quiere usted convertirse comprando esta loción de afeitar?

El criminólogo Anthony Platt ha observado que los delitos de la calle no son solamente fruto de la pobreza extrema. También son fruto de la ética individualista. La obsesión social del éxito, dice Platt, incide decisivamente sobre la apropiación ilegal de las cosas. Yo siempre he escuchado decir que el dinero no produce la felicidad; pero cualquier televidente pobre tiene motivos de sobra para creer que el dinero produce algo tan parecido, que la diferencia es asunto de especialistas.

Según el historiador Eric Hobsbawm, el siglo XX puso fin a siete mil años de vida humana centrada en la agricultura desde que aparecieron los primeros cultivos, a fines del paleolítico. La población mundial se urbaniza, los campesinos se hacen ciudadanos. En América Latina tenemos campos sin nadie y enormes hormigueros urbanos: las mayores ciudades del mundo, y las más injustas. Expulsados por la agricultura moderna de exportación, y por la erosión de sus tierras, los campesinos invaden los suburbios. Ellos creen que Dios está en todas partes, pero por experienciasaben que atiende en las grandes urbes. Las ciudades prometen trabajo, prosperidad, un porvenir para los hijos. En los campos, los esperadores miran pasar la vida, y mueren bostezando; en las ciudades, la vida ocurre, y llama. Hacinados en tugurios, lo primero que descubren los recién llegados es que el trabajo falta y los brazos sobran, que nada es gratis y que los más caros artículos de lujo son el aire y el silencio.

Mientras nacía el siglo XIV, fray Giordano da Rivalto pronunció en Florencia un elogio de las ciudades. Dijo que las ciudades crecían «porque la gente tiene el gusto de juntarse». Juntarse, encontrarse. Ahora, ¿quién se encuentra con quién? ¿Se encuentra la esperanza con la realidad? El deseo, ¿se encuentra con el mundo? Y la gente, ¿se encuentra con la gente?

Si las relaciones humanas han sido reducidas a relaciones entre cosas, ¿cuánta gente se encuentra con las cosas?

El mundo entero tiende a convertirse en una gran pantalla de televisión, donde las cosas se miran pero no se tocan. Las mercancías en oferta invaden y privatizan los espacios públicos. Las estaciones de autobuses y de trenes, que hasta hace poco eran espacios de encuentro entre personas, se están convirtiendo ahora en espacios de exhibición comercial.

El shopping center, o shopping mall, vidriera de todas las vidrieras, impone su presencia avasallante. Las multitudes acuden, en peregrinación, a este templo mayor de las misas del consumo. La mayoría de los devotos contempla, en éxtasis, las cosas que sus bolsillos no pueden pagar, mientras la minoría compradora se somete al bombardeo de la oferta incesante y extenuante. El gentío, que sube y baja por las escaleras mecánicas, viaja por el mundo: los maniquíes visten como en Milán o París y las máquinas suenan como en Chicago, y para ver y oír no es preciso pagar pasaje. Los turistas venidos de los pueblos del interior, o de las ciudades que aún no han merecido estas bendiciones de la felicidad moderna, posan para la foto, al pie de las marcas internacionales más famosas, como antes posaban al pie de la estatua del prócer en la plaza.

Beatriz Solano ha observado que los habitantes de los barrios suburbanos acuden al center, al shopping center, como antes acudían al centro. El tradicional paseo del fin de semana al centro de la ciudad, tiende a ser sustituido por la excursión a estos centros urbanos. Lavados y planchados y peinados, vestidos con sus mejores galas, los visitantes vienen a una fiesta donde no son convidados, pero pueden ser mirones. Familias enteras emprenden el viaje en la cápsula espacial que recorre el universo del consumo, donde la estética del mercado ha diseñado un paisaje alucinante de modelos, marcas y etiquetas.

La cultura del consumo, cultura de lo efímero, condena todo al desuso mediático. Todo cambia al ritmo vertiginoso de la moda, puesta al servicio de la necesidad de vender. Las cosas envejecen en un parpadeo, para ser reemplazadas por otras cosas de vida fugaz. Hoy que lo único que permanece es la inseguridad, las mercancías, fabricadas para no durar, resultan tan volátiles como el capital que las financia y el trabajo que las genera. El dinero vuela a la velocidad de la luz: ayer estaba allá, hoy está aquí, mañana quién sabe, y todo trabajador es un desempleado en potencia.

Paradójicamente, los shoppings centers, reinos de la fugacidad, ofrecen la más exitosa ilusión de seguridad. Ellos resisten fuera del tiempo, sin edad y sin raíz, sin noche y sin día y sin memoria, y existen fuera del espacio, más allá de las turbulencias de la peligrosa realidad del mundo.

Los dueños del mundo usan al mundo como si fuera descartable: una mercancía de vida efímera, que se agota como se agotan, a poco de nacer, las imágenes que dispara la ametralladora de la televisión y las modas y los ídolos que la publicidad lanza, sin tregua, al mercado. Pero, ¿a qué otro mundo vamos a mudarnos? ¿Estamos todos obligados a creernos el cuento de que Dios ha vendido el planeta a unas cuantas empresas, porque estando de mal humor decidió privatizar el universo? La sociedad de consumo es una trampa cazabobos. Los que tienen la manija simulan ignorarlo, pero cualquiera que tenga ojos en la cara puede ver que la gran mayoría de la gente consume poco, poquito y nada necesariamente, para garantizar la existencia de la poca naturaleza que nos queda. La injusticia social no es un error a corregir, ni un defecto a superar: es una necesidad esencial.

No hay naturaleza capaz 

 

 

de alimentar a un shopping center del tamaño del planeta.

 

http://iarnoticias.com/images/varios/5_consumismo_3.jpg

 

 

 

 

 

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16 mayo 2010 7 16 /05 /mayo /2010 21:28

La verdadera causa del hambre no es la falta de alimentos, sino la avaricia de unos pocos que acaparan la riqueza de muchos. A unos les sobra lo que a otros les falta.
Es inaceptable que mil millones de personas en el mundo vivan en condiciones de hambre extrema. Jeremy Irons es el protagonista de una campaña en la que el actor pide que nos indignemos y expresemos con furia nuestra rabia por esta situación.
Sin embargo, en el video falta algo. Ademas de gritar desde nuestra terraza o sentirnos mal por el hambre crónico que es el protagonista del mundo capitalista, ¿qué tenemos que hacer para cambiar la situacion? ¿Basta con sentirnos mal?

Como bien sabia el che Guevara, que también pidio hace tiempo que todos los indignados del mundo nos unieramos como hermanos, para acabar con la situación indignante hay que pasar a la acción directa, y dejar de llorar o de lamentarnos desde nuestro cómodo sillon.

Al contrario que Irons, Guevara cuando escribio aquello de “No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si Ud. es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante”, no limitaba su petición a una campaña publicitaria, por supuesto pagada, sino a una llamada a los ciudadanos del mundo, a los que todavia no habian prostituido del todo su sensibilidad, a unirse, a luchar, a derribar el sistema criminal que es la causa de tanto sufrimiento e injusticia: el capitalismo.

En todo caso, una buena iniciativa la de Jeremy Irons, aunque, como he dicho, le falta la verdadera medicina para los saqueadores culpables del problema: la llamada a la calle para arrebatarles el producto de su robo.

No basta con firmar una petición, a la que nuestros "democratas" dictadores haran caso omiso, como habitualmente. La unica forma de acabar con la injusticia y los privilegios de los saqueadores es la lucha.

 

 

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15 mayo 2010 6 15 /05 /mayo /2010 19:11

Sesenta y cinco años después de la decisión oficial norteamericana de hacer estallar bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, y de inaugurada la llamada “era nuclear”, el peligro de destrucción de la humanidad mediante tales artefactos sigue siendo posibilidad cierta.

 

http://columnacritica.files.wordpress.com/2009/10/ruanda.jpg

 

En épocas cercanas, cuando aún existía la Unión Soviética, el tema del desarme era comidilla diaria en toda la prensa. Sin embargo, la preocupación por los arsenales nucleares pareció ceder espacios públicos luego de la desaparición de la superpotencia socialista, aunque ha persistido como irresistible espacio de operaciones para aquellos que en Washington aspiran a convertirse en ombligo del mundo.
De hecho, la Casa Blanca ha insistido todos estos años, entre otros programas bélicos, en procurarse artilugios como el llamado “escudo antimisiles”, capaz de brindarle la capacidad de propinar un primer golpe nuclear sin el riesgo de respuesta enemiga.
Y precisamente la insistencia en ese particular provocó el retraso en casi cinco meses de la firma de un segundo acuerdo de limitación de arsenales atómicos con Rusia, cuya primera versión caducó en diciembre último.
En el terreno de las armas nucleares Washington tiene su propia cartilla. De hecho hoy el equipo norteamericano de gobierno insiste en reducir arsenales, pero no habla palabra alguna sobre eliminar definitivamente el riesgo que representan las armas atómicas.
Al propio tiempo agita los fantasmas del terrorismo para obstaculizar el acceso de los estados soberanos al uso del átomo, pero se cuida de demandar de Israel que se adhiera a los acuerdos internacionales sobre armas atómicas, a las cuales el régimen sionista accedió hace muchos años precisamente con plena ayuda norteamericana y del resto de occidente.
Todas estas contradicciones presentes en la actuación oficial norteamericana en materia de armas nucleares, fueron denunciadas por Cuba en las recientes sesiones de la ONU sobre el riesgo de conflicto atómico.
La delegación de la mayor de las Antillas recordó que hoy las naciones poseedoras del arma nuclear almacenan más de 23 mil artefactos, de los cuales 12 mil están listos para ser utilizados de inmediato, lo cual equivaldría a aniquilar el planeta varias veces.
De manera que el peligro de hecatombe atómica es realidad tangible en la escena internacional y, al parecer, algunos de quienes tienen en sus manos semejante poder destructor persisten en la idea de aquellos quienes, seis décadas y media atrás, iniciaron la loca carrera del chantaje atómico como pretendido ascenso al poder global.

 

EE UU desarrolla un arma que superaría al arsenal atómico

Estados Unidos está desarrollando un nuevo tipo de armamento no nuclear capaz de impactar en cuestión de minutos en cualquier lugar del mundo y de hacer largos recorridos en la atmósfera sin riesgo de ser neutralizado. Si Barack Obama da su aprobación, esta arma, además de elevar el poder militar norteamericano hasta dimensiones impensables, relegaría a segundo plano la importancia de los arsenales atómicos y supondría una revolución completa del concepto del rearme

 

 

 

El proyecto, que dio sus primeros pasos durante la anterior Administración y ha progresado extraordinariamente en los últimos meses, según revela el diario The New York Times, lleva el nombre de Prompt Global Strike (ataque global inmediato) y pretende responder en menos de una hora, con cargas muy potentes pero convencionales, a cualquier amenaza que se presente en cualquier parte del planeta. Actualmente, las armas a disposición del Pentágono no son capaces de alcanzar un objetivo lejano en menos de cuatro o cinco horas en condiciones óptimas. A veces se requieren 10 o 20. Para reducir ese tiempo, hay que echar mano del armamento nuclear. Es decir, si Estados Unidos detectara una grave e inminente acción por parte de Al Qaeda en un país de Oriente Próximo no dispondría de margen para impedirlo por medios convencionales. Con esta nueva arma ese peligro se reduce considerablemente, puesto que EE UU podría destruir la amenaza terrorista en pocos minutos con una carga de 400 kilos de munición convencional disparada desde la que posiblemente será la base de este proyecto, el cuartel de la Fuerza Aérea de Vandenberg, en California. Según el plan que detalla The New York Times, la nueva arma viajaría por la atmósfera a una velocidad varias veces superior a la del sonido y a una altura por encima del espacio aéreo de los países que encontrara en su trayecto, lo que evitaría problemas políticos con los países sobrevolados y el riesgo de ser interceptado por el enemigo. Para su lanzamiento se utilizaría un cohete Minuteman y sería recubierta con el metal necesario para resistir las altas temperaturas que generaría en su recorrido. Para su guía se requiere el uso de satélites en el espacio. Ayer fue lanzado desde Cabo Cañaveral un nuevo vehículo espacial para uso militar, el X-37B, sobre el que la fuerza aérea no ha querido ofrecer ningún detalle. Desde el punto de vista tecnológico, esta nueva arma podría estar lista para las primeras pruebas a partir de 2014, y preparada para formar parte del arsenal norteamericano entre 2017 y 2020. Pero antes, Obama tiene que aprobar la iniciativa. El presidente ha dado ya muestras de ser favorable al proyecto. En una entrevista con The New York Times, Obama manifestó que esta arma podría tener un importante papel "en el camino de poner menos énfasis en los arsenales nucleares". El secretario de Defensa, Robert Gates, también ha reconocido que el Gobierno "ha incorporado" esta arma. Tanto que, según se ha sabido ahora, este proyecto está incluido en el tratado Nuevo START firmado a principios de mes con Rusia. En él se le concede a Moscú acceso constante a la investigación y desarrollo del proyecto. 





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14 mayo 2010 5 14 /05 /mayo /2010 23:14

http://2.bp.blogspot.com/_tQUoqMbgDmI/S1aDyKyVYqI/AAAAAAAAA68/j2BGYM7vII0/s320/exxon_dees.jpg

 

(Fuente Rusia Today) El 70% del presupuesto militar estadounidense se gasta en armas de guerra. Según el Movimiento contra la Guerra, la industria armamentística es la causa principal de que no cesen los conflictos, ya que la guerra es una forma de mantener la actividad económica.

El Movimiento Estadounidense contra la Guerra reúne fuerzas para oponerse a las operaciones que su país lleva a cabo en el extranjero. Para ellos, la fuerza de la industria militar es la principal responsable de esta situación, ya que acumula cada vez más productos que deben ser utilizados. Por eso, según su opinión, las campañas bélicas se extienden por todo el mundo.

Jeremy Scahill, un periodista, investigador y editor, señala que actualmente EE. UU. tiene 104.000 militares contratados en Afganistán y la mayoría de ellos no son necesarios. Durante su gestión, Obama ha doblado la cantidad de contratados allí.

La guerra permite ganar mucho dinero, especialmente en el terreno de la protección y la seguridad, que están estrechamente vinculadas con el aparato militar. El Gobierno gasta hasta un 70% del presupuesto militar en contratados y armas de última generación.

Scahill sostiene que todo el sistema está encaminado a privatizar el mercado de armas. Hace casi medio siglo, el presidente número 34 de EE. UU. y también un condecorado general, Dwight Eisenhower, había advertido a sus compatriotas sobre este tipo de peligros.

 

 

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14 mayo 2010 5 14 /05 /mayo /2010 23:07

 

La absurda historia de los pactos Ribbentrop-Molotov

 

http://antimperialista.blogia.com/upload/20100511195006-106890034.jpg

 

Se trata de un hecho reconocido hasta por Henry A Kissinger, "el mayor criminal de guerra que anda suelto por el mundo" (según le definió en su día el escritor norteamericano Gore Vidal). En su libro “Diplomacia”, concretamente en el capítulo 13, Kissinger dice que Polonia no quiso aceptar la ayuda militar que la URSS le ofrecía, antes de que se produjera la invasión nazi, por miedo a que se inmiscuyera en su política interior (Kissinger, pag. 361).

Pero a pesar de que fuera Polonia quien rechazara la ayuda soviética y de que la URSS hubiera firmado multitud de pactos públicos (éstos sí, perfectamente documentados) con Francia, Gran Bretaña y Polonia, de ayuda mutua en caso de una invasión extranjera, para Kissinger, al igual que para tantos otros historiadores capitalistas antisoviéticos, la “pasividad” rusa ante la invasión nazi de Polonia es una prueba “irrefutable” de un supuesto pacto secreto nazi-soviético (del que no existen pruebas documentales), para repartirse Polonia. No se considera del mismo modo la pasividad de Gran Bretaña o Francia, ante este mismo hecho o ante la posterior invasión de Bélgica, por no hablar de la pasividad mostrada por los Estados Unidos ante éstos y muchos otros hechos más (invasión de Francia y de la URSS por los nazis).

Lo que Kissinger no menciona (y probablemente omita de forma intencionada) a la hora de lanzar sus acusaciones contra la URSS, es que si no hubiera sido por el combustible que la Standard Oil de Rockefeller le proporcionó a los nazis, o la tecnología aportada por Henry Ford a su maquinaria bélica, la invasión de Polonia no hubiera sido posible. Unos acuerdos comerciales nada secretos, llevados a cabo con el conocimiento y el consentimiento del gobierno estadounidense, y que por otra parte resultaban más útiles para los propósitos nazis que la mencionada pasividad soviética, una pasividad que, como ya he dicho antes, también mostraron Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos, que ni siquiera llegaron a ofrecer a Polonia, la ayuda militar que le ofreció la URSS.

Por otro lado, en aquel momento, no sólo Stalin, sino el mundo entero sabía que el objetivo último de Alemania era la conquista de la URSS, por lo que resulta poco creíble que el Secretario General del PCUS permitiera a Hitler, a través de un pacto (Ribbentrop-Molotov), hacerse con un territorio clave, como Polonia, desde el que se pudiese desarrollar un posterior plan bélico en su contra.

Resulta paradójico también que los historiadores oficiales de las sociedades capitalistas consideren como pasividad la actitud soviética, ante la invasión nazi de Polonia, pero no duden en calificar de invasión soviética, la entrada del Ejército Rojo en Finlandia, previamente pactada con el gobierno finlandés, quien escarmentado por lo que le acababa de ocurrir a Polonia no dudó en aceptar la ayuda de Stalin, quien, con esta maniobra, pretendía bloquear la entrada de los nazis a Rusia, por el país escandinavo. Del mismo modo, es decir, como una invasión, consideran estos cínicos historiadores  la intervención del Ejército Rojo en Polonia, cuando ésta ya había sido invadida por los nazis, y cuyo objetivo era detener el avance nazi. Quizás lo que les hubiera gustado a esta canalla intelectual, es que la URSS hubiera estado esperando a los nazis cruzada de brazos y con ramos de olivo extendidos en el suelo, en sus fronteras.

El objetivo de toda esta absurda historia de los pactos secretos nazi-soviéticos (que ha tenido en el genocida Kissinger a uno de sus mayores difusores) es, nuevamente, desprestigiar a la Unión Soviética, acusándola de haber vulnerado la soberanía de los pueblos, del mismo modo que lo hicieron (y lo siguen haciendo) las potencias imperialistas, para oscurecer de esta forma su colosal lucha antifascista de liberación, que durante muchos años ha sido y sigue siendo un ejemplo para los pueblos del mundo. Por otro lado, al acusar falsamente a la URSS de colaboracionismo con los nazis, se pretende ocultar a los verdaderos impulsores del monstruo nazi, es decir, el gran capital estadounidense (Rockefeller, Ford, Harriman, etc...)

La manipulación capitalista no conoce límites y ya va siendo hora de romper nuestros prejuicios y comenzar a desenredar toda la que se ha tejido entorno a la historia de la URSS. Será entonces cuando descubriremos que muchas de nuestras ideas preestablecidas sobre la República Socialista Soviética se apoyaban en falsos mitos construidos por personajes tan siniestros como Henry Kissinger

 

 

 

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