
Independientemente de lo anteriormente citado, la versión occidental es completamente absurda, pues Hezbollah era el último interesado en la muerte de Hariri en aquel momento, pues éste era totalmente favorable a las conversaciones con la organización chiita y estaba abierto a posibles acuerdos.
El verdadero propósito de Estados Unidos e Israel es acabar con Hezbollah, que constituye la resistencia libanesa más sólida a la penetración e injerencia de occidente en la soberanía de el Líbano.
A través de las falsas acusaciones contra Hezbollah, vertidas por el Tribunal Especial para el Líbano, Estados Unidos e Israel podrían crear dos escenarios favorables para sus objetivos: Por un lado, se podría crear un clima de guerra civil, en el que sunitas y chiitas (Hezbollah) se enfrentaran militarmente; y por otro, la ONU podría inventar una nueva resolución que autorizara la intervención militar imperialista.
El tribunal también podría implicar en sus acusaciones, mediante muchas de las pruebas y testimonios falsos presentados, a Siria y a Irán, con lo que occidente podría tener luz verde para su tan anhelado ataque contra las instalaciones nucleares iraníes o contra la integridad territorial de Siria.
Este tribunal constituye una nueva prueba de cómo la ONU está totalmente sometida a los intereses imperialistas y, por lo tanto, de su absoluta falta de legitimidad.
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