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Natasha Pitts *
Adital -
Exámenes de laboratorios realizados recientemente por el Laboratorio de Plaguicidas del Centro de Investigación de Contaminación Ambiental (Cica) y por el Instituto Regional de Substancias Tóxicas (Iret) demostraron que el acueducto de Milano continúa contaminado. Las principales sustancias nocivas encontradas fueron los agroquímicos Diuron, Bromacil y Triadimefón, todos aplicados en las plantaciones de ananá.
Solamente en la comunidad de El Cairo, los análisis más recientes concluyeron que la contaminación del agroquímico Bromacil llega a 1,73 microgramos por litro de agua, mientras que la medida máxima permitida para el consumo humano es de 0,70 microgramos por litro.
Durante cinco años, las poblaciones de las comunidades abastecidas por el acueducto de Milano fueron obligadas a consumir agua contaminada, ya que sólo hace tres años, desde agosto de 2007, el Instituto Costarricense de Acueductos y Desagüe (AyA) garantizó la oferta de agua limpia con la llegada de camiones cisternas a la región. La medida, según divulgó el AyA, implicó al erario público la suma de 316 millones de colones hasta enero de este año.
Lo que las comunidades esperan es una medida definitiva, y no paliativos. Por eso, los movimientos sociales que apoyan a la región decidieron actuar y llevar el caso nuevamente a la justicia. Los últimos análisis de laboratorio realizados se anexarán como prueba de una denuncia penal que la Asociación Rural de Milano, con el apoyo del Frente Nacional de Afectados por la producción de Ananá (FRENASAPP, por su sigla en español), interpuso contra la transnacional Del Monte S.A.
La demanda fue levada a la justicia el 5 de junio de este año y denuncia a Del Monte por contaminar las aguas con agroquímicos utilizados en la plantación de ananá.
En proceso anterior, el Ministerio de Salud y la AyA recibieron órdenes de tomar las medidas necesarias y sanear el acueducto de Milano, pero hasta el momento no hubo cambios, nada se hizo. Aún así, los habitantes de las comunidades afectadas fueron informados de que ya podían consumir el agua del acueducto, pues ésta ya se encontraba apta para el consumo.
Ante esto, la Asociación Acueducto Rural de Milano de Siquirres, el Centro de Derecho Ambiental y de Recursos Naturales (Cedarena) y el FRENASAPP reclaman al Ministerio de Salud que "cumpla con su deber de velar por la salud de las y los habitantes y obedecer el mandato de la Sala Constitucional (...).Las instituciones pertinentes deben no sólo solucionar la problemática, sino también ejercer el debido control y regulación de la actividad piñera para evitar que sigan presentándose estos daños, muchas veces irreversibles".
Además de la contaminación del agua, otros problemas son atribuidos a la plantación de ananá en Costa Rica, entre ellos se hallan: destrucción de zonas protegidas de bosques, desvío y desaparición de cursos de agua naturales, pérdidas exageradas de suelo por erosión hídrica, pérdida de la biodiversidad en zonas limítrofes a las plantaciones de ananá, intoxicación de personas y animales, aparición de plagas de moscas que afectan al ganado, entre otros.
En 10 años, las plantaciones de ananá dejaron de ocupar 12 mil hectáreas para llegar a ocupar 60 mil hectáreas en Costa Rica. Las organizaciones sociales y ambientales denuncian que las instituciones del Estado y, sobre todo, el Ministerio de Salud, hacen la vista gorda sobre los impactos que este crecimiento desenfrenado del monocultivo de ananá viene ocasionando.
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