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Por Andrés Franco*
- Los casos de desnutrición en Salta son la punta de un iceberg que hay que combatir con políticas coordinadas entre los gobiernos y la sociedad.
28 de febrero, 2011.- Cuando los medios de comunicación ponen de relevancia noticias como las de los casos de desnutrición en Salta , debe entenderse que esos no son la excepción, y que en la Argentina, los niños, las niñas y los adolescentes indígenas constituyen el sector más vulnerable de la sociedad.
La discriminación, la indiferencia y el desentendimiento agravan esta situación y profundizan la exclusión que sufre esta población.
La falta de acceso a una educación de calidad, a servicios de salud apropiados, a una nutrición sana y suficiente, al agua y a un saneamiento adecuado es una realidad cotidiana que afecta a gran parte de los niños y niñas indígenas argentinos. Desde hace siglos esta población tiene tasas desproporcionadamente altas de muertes maternas y de muertes infantiles por malnutrición y por enfermedades infecciosas . La desnutrición no es una enfermedad y por tanto no se cura con acciones simples como la internación o los centros de recuperación.
La desnutrición es un indicador de pobreza extrema que se elimina con acciones lideradas por los gobiernos con participación comunitaria .
Se suele pensar en alternativas como la internación o la entrega directa de alimentos. Sin embargo, sabemos que alejar a estos niños de su entorno no los favorece y puede aumentar aún más su aflicción, obstaculizando la recuperación. La evidencia demuestra que los niños a los cuales se hace un acompañamiento directo en su comunidad mantienen una nutrición adecuada por más tiempo que aquellos que reciben tratamiento institucional.
Varios dirigentes provinciales, al establecer o fortalecer las redes de agentes comunitarios de salud indígenas, lograrán incidir positivamente sobre los niveles de desnutrición y contribuirán a fortalecer el vínculo de apego de la madre y el hijo.
Los problemas que enfrentan estas comunidades en salud, nutrición, educación y desarrollo productivo exigen un enfoque integral intercultural y participativo fuertemente anclado en el respeto de los derechos humanos y la equidad.
La interculturalidad es fundamental para generar políticas públicas inclusivas y sustentables, que partan del reconocimiento de la diversidad y del aprendizaje permanente y mutuo en condiciones de respeto. La participación implica ir más allá de la mera consulta: debe llevar a la apropiación concreta de proyectos por parte de los pueblos indígenas.
No basta con llevar soluciones: es necesario construirlas con las comunidades y eso hace que se pueda necesitar más tiempo y formas innovadoras de trabajo. Este es el espíritu que guía la cooperación de UNICEF con los pueblos indígenas y los gobiernos.
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* Andrés Franco es representante de UNICEF en Argentina.
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Fuente: Clarín: http://www.clarin.com/opinion/Prioridad-ninez-adolescencia-indigena_0_435556481.html
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